La desigualdad persiste
La presente exposición parte del Artículo 5, apartado a) de la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW 1979), que se detalla a continuación:
Los Estados Partes tomarán todas las medidas apropiadas para:
Modificar los patrones socioculturales de conducta de hombres y mujeres, con miras a alcanzar la eliminación de los prejuicios y las prácticas consuetudinarias y de cualquier otra índole que estén basados en la idea de inferioridad o superioridad de cualquiera de los sexos o en funciones estereotipadas de hombres y mujeres.
Es importante señalar que es a partir de la CEDAW cuando se inicia una nueva etapa en la consolidación de los derechos de las mujeres como derecho humanos. Se han experimentado notables mejoras, pero la desigualdad persiste. Se ha avanzado; no cabe duda que la lucha de las mujeres a lo largo de décadas ha dado sus frutos, y la transformación económica, social, tecnológica, de valores, etc que ha sufrido la sociedad mundial ha traído cambios inimaginables hace solo 50 años, pero la desigualdad persiste de una manera transversal en todos los aspectos que conforman la realidad, y este informe pretende poner de manifiesto algunas de esas desigualdades.
Por motivos de brevedad del informe, éste se ceñirá a la sociedad española, es decir a una sociedad europea, de cultura occidental y vinculada económicamente a los llamados países desarrollados, y particularmente a la primera parte de ese artículo 5, expuesto en el párrafo anterior, que alude a patrones, conductas, símbolos, conceptos, costumbres, educación, formas de pensar y actuar, etc profundamente arraigados hoy en la sociedad española y que discriminan a la mujer.
Antes de entrar a profundizar en roles, creencias, complejos, etc, muy afianzados en la cultura española y que no siempre son fáciles de distinguir y desterrar, quiero señalar algunos datos muy duros de la sociedad española para situarnos y alejar la idea de que la desigualdad es un problema de otros países u otras sociedades menos avanzadas.
Violencia de género y Explotación sexual de la mujer
Destaco en un primer término la violencia de género, drama que tiene lugar en todos los países del mundo, y en todas las clases sociales, y que en España no es una excepción, con 655 víctimas en 10 años, de 2003 a 2012, según datos del Instituto de la Mujer.
Naciones Unidas y España consideran la violencia de género como una violación de los derechos humanos. La Ley Orgánica 1/2004 de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género, supuso un avance en la legislación española ya que garantiza la existencia de juzgados especializados, asistencia jurídica gratuita, formación policial, campañas de sensibilización pública, etc. La erradicación de esta terrible violación implica un conjunto de medidas integrales que aborden transformaciones profundas en la creencia colectiva que normaliza el maltrato y la sumisión de la mujer. Se trata de un proceso muy largo y complejo.
Se debe resaltar también, la explotación sexual de la mujer, que según datos de la Policía Nacional vertidos en la prensa en abril de 2013, España es el segundo país de la UE, por detrás de Italia, en número de casos, con 722 víctimas sólo en los últimos 15 meses.
La prostitución, por ser un fenómeno duradero en el tiempo, tiende a considerarse como natural, cuando supone, en la mayoría de los casos, una terrible forma de explotación del ser humano.
Discriminación de la mujer en el mercado laboral
Y tampoco se puede obviar la situación de discriminación de la mujer en el mercado laboral, situando, según datos de la UE, la brecha salarial en el 10% en los mejores casos europeos (Italia, Malta, Polonia, Eslovenia y Bélgica), que alcanza su máximo en el 25% (Estonia y Austria) y sitúa a España en 16%. La media de la UE se sitúa en el entrono del 17%.
Las razones para ello son:
- Discriminación directa
- Estereotipos
- Demanda de horarios más flexibles
- Prejuicios en las prácticas organizacionales
- Demanda del campo de estudio/actividad
La mujer trabaja mayoritariamente en servicios, administración, comercio, educación, cuidado, etc, reservándose las posiciones técnicas a los hombres. El acceso de la mujer a puestos de máxima responsabilidad en la vida económica y política española, romper el llamado “techo de cristal”, es muy complicado para la mujer y la paridad en los puestos de responsabilidad está lejos de alcanzarse. Existe una clara oposición de las empresas y de los partidos políticos a cumplir con un sistema de cuotas que garantizase el acercamiento a esa paridad en los consejos de administración de las grandes empresas españolas.
El Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de ONU mostró en 2012 su preocupación por la desigualdad de oportunidades en el acceso al trabajo y la menor representación en los cargos decisorios de la mujer, tanto en la esfera privada como en la esfera pública. Preocupa también la brecha salarial, comentada anteriormente.
Por otro lado, la vida laboral de las mujeres va ligada ineludiblemente a la organización doméstica y al cuidado de niños y mayores. La Ley Orgánica para la Igualdad Efectiva de Mujeres y Hombres de 2007 aportó el permiso paternal como derecho de los padres y supuso un gran avance al involucrar a los padres en la crianza de los hijos desde una perspectiva legislativa. Pero la carga de trabajo doméstico y el cuidado de niños y mayores sigue recayendo sobre la mujer, aunque existan ligeros avances, especialmente en las generaciones más jóvenes.
La discriminación invisible
La violencia de género, la explotación sexual o la discriminación laboral de la mujer son hechos dramáticos que la sociedad española por fin reconoce, y cuando menos son etiquetados como no deseables. Ahora bien, este informe quisiera profundizar un poco más sobre otras estructuras más invisibles que también discriminan, marginan y maltratan a las mujeres y de las cuales somos responsables tod@s, mujeres y hombres. Se trata de comportamientos, actitudes y formas sutiles aparentemente invisibles pero muy dañinos para la sociedad.
En primer lugar están los estereotipos del papel de la mujer de hoy en nuestra sociedad: una mujer ha de ser atractiva, ha de tener pareja, y ha de ser madre para ser una mujer de verdad, una mujer completa.
Si una mujer ha de ser atractiva, debe dedicar parte de su tiempo y recursos a conseguirlo invirtiendo en dietas, gimnasios, cosmética, cirugías, moda, etc que no necesita y que la esclaviza, intentando llegar a unos ideales de belleza y juventud imposibles. Los medios de comunicación y la publicidad exhiben continuamente ideales de perfección y se manipulan las imágenes para que desaparezcan rasgos de nuestra naturaleza como son arrugas, lunares, curvas, etc. La consecuencia inmediata es el desarrollo desde muy jóvenes de la inseguridad, la baja autoestima y el rechazo en mayor o menor medida hacia nuestro físico.
Esta tendencia, en vez de erradicarse, se extiende a los hombres, y cuando se habla de la feminización del hombre, en realidad no se trata de una mayor comprensión y aceptación de nuestras igualdades y diferencias, sino más bien se incluye al hombre en una industria cada vez más voraz, y que quiere captar al otro 50% de la población.
Pero además, la mujer debe aceptar el escrutinio del ojo masculino y cualquiera puede mirar de arriba a abajo a una mujer y decirle cualquier cosa, que es siempre humillante, aunque sea algo aparentemente positivo, pero que denigra y en muchas ocasiones hace sentir miedo.
Como consecuencia de ese ser atractiva, se convierte a la mujer en objeto sexual, y aparece como reclamo para la compra de cualquier objeto de consumo mal llamado masculino como un coche, una cerveza o una colonia. La publicidad y las películas más comerciales y exitosas muestran a la mujer como objeto sexual o como parte del hombre; como ejemplo, en 2011, solo el 16% de las películas de Hollywood fueron protagonizadas por mujeres y sólo el 7% fueron dirigidas por mujeres.
En segundo lugar, el hecho de que una mujer deba tener pareja también es una creencia profundamente arraigada y que lleva a la mujer a supeditarse a hombre para no estar sola. Muchas mujeres han sido educadas en la creencia de que son débiles física y psicológicamente y que necesitan al hombre para que sea él el que tome las decisiones importantes. Hoy todavía muchas mujeres españolas de las generaciones más jóvenes consideran el día de su boda como el más importante de su vida. Estos ideales de la media naranja son fomentados desde la educación familiar y escolar, películas, publicidad, etc y se traduce en dependencia psicológica y dependencia económica que impiden la libertad y el acceso a la igualdad.
Sin embargo, para romper estas estructuras han aparecido dos tendencias, que en origen no tienen que ver con los movimientos feministas, pero que están favoreciendo la ruptura de esas estructuras de dominación masculina asociadas a la pareja.
Por un lado, la tendencia en España del aumento de hogares unipersonales y monoparentales, que surgen habitualmente después de una ruptura conyugal. Estas nuevas formas de familia rompen viejas estructuras de dominación masculina y obligan a buscar nuevos roles donde la mujer puede ser más fuerte. Y por otro, el movimiento de identificación sexual, es decir, el movimiento gay y lesbiano, que rompe con la heterosexualidad obligatoria.
En tercer lugar, y sin profundizar en todo lo que la maternidad implica para la mujer desde todos los puntos de vista y el cambio radical que supone para su vida, la mujer que decide no ser madre se considera que no es una mujer de verdad, ya que existe una atribución a la mujer de un rol exclusivamente procreador y cuidador de niños; en el momento que una mujer decide renunciar a esa posibilidad es incomprendida, tachada de masculina, de egoísta y se interpreta que nunca será una mujer completa. Un hombre que no tiene hijos es considerado con una persona que puede desarrollar toda su personalidad, no le falta nada y puede ser plenamente feliz.
Otras formas de desigualdad
Existen muchas más situaciones de desigualdad. Educación, religión, lenguaje y sexualidad son algunos ejemplos muy claros.
Si acudiésemos a una universidad española cualquiera y en una clase cualquiera, y preguntásemos al alumnado por nombres de hombres escritores, filósofos, científicos la lista sería interminable. Si la pregunta fuese la misma pero de escritoras, filósofas, científicas, la lista sería corta y se centraría en escritoras a partir del siglo XX. Se conoce muy poco de las mujeres ilustres de la historia y cultura mundial, y también son muy desconocidas mujeres ilustres españolas. La educación y la propia sociedad hacen muy difícil su conocimiento.
Un ejemplo, a nivel mundial, lo tenemos en que desde el comienzo de los premios Nobel hasta el 2011 se han llevado el premio 786 hombres y solo 44 mujeres; la mayoría de ellas fueron de literatura y de la paz, sólo hay cuatro mujeres en química y dos en física; Marie Curie obtuvo dos de ellos. Otro ejemplo de que la educación ignora a las mujeres es que no se suele mencionar el feminismo como movimiento social de los siglos XIX y XX, cuando ha sido uno de los movimientos que más ha revolucionado la estructura social, laboral y económica de los últimos 100 años.
Las religiones en general, y la religión católica en particular, han apartado totalmente a la mujer de sus estructuras de poder y perpetúan el papel de la mujer sometido al hombre con un rol esencialmente de madre y cuidadora.
El lenguaje también aparece como otra estructura sexista que determina nuestra manera de pensar, que impone lo masculino y que en ocasiones degrada lo femenino. El lenguaje es un instrumento muy potente capaz de crear cosas y situaciones cuando las nombra, y por ello puede perpetuar o ayudar a cambiar la realidad
En el ámbito sexual, los patrones machistas siguen hoy muy extendidos. La sexualidad femenina se presenta como un misterio y permanecen tabús, mentiras, prejuicios y abusos masculinos. La mayoría de la literatura, las películas y la publicidad presentan una sexualidad que no es real, con roles de sumisión y dependencia y estereotipos sexuales muy marcados.
La desigualdad persiste a pesar de…
La discriminación y la desigualdad de género, el sexismo benévolo, el machismo suave y las estructuras patriarcales, atraviesan transversalmente y profundamente todas las estructuras y niveles de la sociedad española y crean patrones de conducta que repetimos y perpetuamos consciente o inconscientemente. Estos comportamientos tienen que hacerse visibles, tienen que ser deslegitimados y erradicados de nuestra sociedad.
La igualdad como objetivo, pero no una igualdad que se perciba como un mundo unisex, sino una sociedad de oportunidades y libertad en la que las mujeres quieren ser mujeres y vivir como mujeres. La consciencia de ser mujer (no confundir con el concepto erróneo de psicología femenina) no va en contra de los hombres, sino de las relaciones que hasta ahora existen de mujer-hombre y cuya afirmación perpetúa las relaciones de dependencia.
La idea que subyace en el informe es que hemos avanzado, hombres y mujeres somos ya iguales ante la ley y asumimos y valoramos nuestras diferencias, pero la desigualdad persiste y es nuestra obligación luchar contra ella día, desde el activismo o en cada gesto cotidiano, aprendiendo, enseñando, compartiendo con quien nos rodea, mujeres y hombres, que el mundo será mejor cuando las mujeres sean libres e iguales en dignidad y derechos.
Bibliografía
- www.inmujer.es
- http://ec.europa.eu.equalplay
- www.ciudademujeres.com
- La ridícula idea de no volver a verte – Rosa Montero
- Mujeres en el mundo – Mary Nash
- Mujeres, globalización y derechos humanos – Virginia Maquieira (ed.)
- Crisis del patriarcado: papel familiar de la mujer – Cristina Soto
- El mundo de las mujeres – Alain Touraine
- Observaciones finales del Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales NU – España – 2012
- Los micromachismos – Luis Bonino
- Guía express del hombre igualitario – Rubén Castro
- ¿Qué es patriarcado? – Diccionario Estudios de Género y Feminismo – Marta Fontenla
- Declaración Universal por el Reconocimiento de la Existencia del Orden Patriarcal y de su Definitiva Abolición – Asociación GEA
- El patriarca interior – Sidra Stone
Author Profile
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Viajera, economista, MBA por el IE School y Máster en Gobernanza y Derechos Humanos por la Universidad Autónoma de Madrid. Trabajé durante más de 10 años en el sector privado con un gran equipo, siempre gestionando ventas nacionales e internacionales y marketing. Pero hace ya 4 años que decidí cambiar de rumbo, y hoy lucho por los derechos humanos y contra el hambre y la pobreza. Busco alianzas estratégicas para realizar proyectos de desarrollo económico y social en países de América Latina, África y Asia.
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